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sábado, 22 de marzo de 2008

Entrevista a Elsa López

En Faccendo queremos volver a publicar, esta vez en nuestro blog, la entrevista que le hicimos a la escritora Elsa López con motivo de la publicación de su libro Las brujas de la Isla del Viento. En ella nos habla de su proceso creativo y su manera de entender el Arte.

Fotografía de Elsa López con su gran amigo y escritor José Hierro.

Faccendo: ¿Cuándo descubriste que la palabra se convertía en poesía?
Elsa: Cuando reconocí en los otros esa capacidad para transformar las palabras en “otra cosa” que no era para lo que servían habitualmente. Observé en la lectura o en el recitado de poemas que me hacían en casa o en la escuela cómo las palabras adquirían otro ritmo diferente...

... y las emociones que transmitían eran distintas a las acostumbradas. Cuando me di cuenta de que las canciones y los poemas tenían una música diferente y las palabras, siendo las mismas, adquirían otra dimensión.

F: ¿De dónde parte tu proceso creativo?
E: No lo sé. De dentro, de fuera, de los objetos que me dicen cosas, de las personas que me empujan a sentir y a decir cosas, de la tristeza, de la melancolía, del dolor que me causan los otros, de las carencias. Siempre he sentido las carencias como una fuente de deseos y de iniciativas. El hecho de desear algo que no poseo o que no alcanzo, es una continua fuente de creación poética. La impotencia es un acicate para intentar de nuevo la conquista y si ésta no es posible, me queda la escritura como una fuente de energía que me devuelve al principio de la conquista de lo deseado: los paisajes de la infancia, el amor perdido, los deseos sin cumplir… Todo es real cuando lo escribo. El proceso creativo en mí es un impulso destinado a cambiar las cosas que me rodean y hacerlas a la medida de mis deseos, darles una dimensión distinta a la que tienen.

F: ¿Cuáles son tus virtudes y tus defectos como creadora?
E: Tengo absoluta fe en la literatura y creo en las palabras como verdaderos recipientes de ideas, mensajes, propuestas ideológicas y sentimientos, de ahí mi pasión y mi entrega en el ejercicio de escribir. Puedo sentarme durante días delante de un papel a redactar un texto o un poema. Soy incansable y ni el sueño ni el apetito me apartan de lo que estoy haciendo. Imagino frases, párrafos y poemas enteros aún en sueños y tengo que levantarme a escribirlos. Incluso los redacto en sueños y luego me cuesta recordar lo que escribí. Soy muy crítica conmigo misma. Esas son mis virtudes. Mis defectos son la indisciplina y la falta de voluntad para empezar a trabajar. Sólo me decido cuando la idea se apodera de mí de tal forma que ya no me deja vivir en paz. Pero si eso no sucede, puedo estar meses enteros sin escribir una sola línea. No tengo horario ni mesa ni lugar fijo de trabajo. Soy muy anárquica como creadora.

F: ¿Qué viaje harías en busca de un nuevo libro?
E: África. Me atrae el pasado, la infancia en el continente, las fotografías del álbum familiar, los recuerdos que me vuelven con una insistencia cada vez mayor. Creo que ha llegado la hora de hablar de aquella edad y de aquellos días y de mi madre y del bosque Fang y de las tormentas. Quizá volviera un día a Guinea Ecuatorial para recorrer los bosques, los ríos, las playas de aquellos días que recuerdo felices junto a mis padres en Río Muni.

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